Por: Mauricio Méndez Campos
*Publicado originalmente el 24 de enero de 2017
Para los conspiracionistas, todo lo que ha sucedido desde el viernes 20 de enero hasta hoy, martes 24 es "puro teatro", sucesos calculados casi milimétricamente. Pero con la información que tenemos disponible también podemos concluir que la administración Trump ha tenido un comienzo accidentado. De acuerdo a información de The New York Times (un diario que apoyó a H. Clinton, hay que decirlo): "Trump comenzó a enojarse tras leer mensajes en Twitter que mostraban que la asistencia pública a su ceremonia de juramentación se quedaba lejos de la ceremonia de Barack Obama en 2009. Pasó el resto del viernes en fiestas y eventos de celebración. Pero el sábado en la mañana, cuando despertó tras su primera noche en la Casa Blanca y había manifestaciones en su contra a pocas cuadras, se había perdido parte del brillo, según dijo gente cercana al presidente, y este se sentía herido". Aquí la nota completa: https://goo.gl/RmEUw8
Estos últimos 4 días han sido muy interesantes. El sábado Trump acudía a las oficinas de la CIA para ofrecer un discurso de reconciliación, pero al final se salio del "guión", dejó entrever que tendrá un estilo de favoritismos, desprecia a todos los que no están de acuerdo con él (síntomas de populismo). Pero el gobierno republicano de EEUU tiene bien establecidos pesos y contrapesos. ¿Sabe? Esta ocasión no recordé a R. Reagan, sino a Richard Nixon y a Kissinger, si, a Kissinger.
Un caso de espionaje al partido demócrata (caso Watergate) termino con la renuncia de Nixon el 8 de agosto de 1974. Esos años el mundo temblaba por la constante amenaza de una guerra nuclear entre EEUU y la URSS, que, al menos hasta el día de hoy no ha sucedido. El hombre fuerte de su gabinete -y el único que sobrevivió a la purga que llevó a cabo Gerald Ford después de la renuncia de su jefe-, su principal consejero y Secretario de Estado era Henry Alfred Kissinger. No se entiende la historia de la segunda mitad del siglo pasado sin entender la vida y obra de este sujeto; él sugirió y llevo a cabo una política de distensión con la URSS y China para calmar los ánimos armamentísticos. Con un estilo duro y desconsiderado, aplicó políticas intervencionistas en países de todo el mundo para imponer voluntades y seguir construyendo las bases del poderío norteamericano. Es decir, mientras Nixon fue el rostro que se le mostraba a los electores estadounidenses, Kissinger y su equipo eran los que ejecutaban el trabajo sucio alrededor del mundo.
¿A que voy? Donald Trump es un adulto de 70 años, elige atender y desatender hasta a sus más íntimos. Si realmente no está consciente del puesto que tiene ahora, sus opiniones iracundas y expresiones de novato lo pueden llevar no solo al ridículo, sino que puede conducir a la figura del Presidente de Estados Unidos de América hasta la ignominia, destrozando así a esta 'prestigiada' institución mundial. Bueno, quizás eso último si fue exagerado, pero su actuar lo puede llevar a la renuncia, y en este caso su vicepresidente Mike Pence le sucedería en el cargo, mientras su propio "Kissinger", Rex Tillerson (hasta hoy no confirmado) se ocuparía del mundo. Este escenario duraría 4 años, pero ¿qué partido se haría del poder federal? Los demócratas han cedido espacios en los tres niveles de gobierno y no tienen el control del Congreso y si la administración resulta ser un fiasco, el partido republicano puede sufrir un severo desprestigio. El espacio lo pueden aprovechar demócratas como Elizabeth Warren o líderes republicanos menos extremos como el ex candidato Mitt Romney
O bien, puede que lo hace de forma deliberada para distraer a sus rivales y así poder negociar desde una posición más ventajosa. El Ejecutivo de nuestro país luce descolocado, nos puso contra las cuerdas y ahora pareciera que mañana que comienzan las conversaciones bilaterales, la delegación mexicana acudirá a rogar porque nuestro socio no se retire del NAFTA y no confisquen las remesas.
Por otra parte (y como ejemplo entre tantos), al otro lado del Atlántico, a la OTAN la hizo ver obsoleta. Ese acuerdo establece que los países miembros deben gastar al menos 2% del PIB en defensa y para Trump, los países del Este de Europa han vivido bajo el paraguas (y de los contribuyentes) de EEUU. Para quien esto escribe, es una demanda legítima: el propio Obama, el 9 de julio de 2016 en una cumbre en Varsovia, le pidió a sus socios de la OTAN aumentar su gasto en defensa.
Ayer por la mañana, Trump firmaba una orden ejecutiva para retirarse del Trans-Pacific Partnership (del que México es parte), aunque eso fue meramente un trámite porque los acuerdos comerciales se ratifican en el Congreso, por lo que desconozco si lo firmado sea determinante para desechar al acuerdo alcanzado en 2015. Los chinos debieron celebrar. El TPP fue diseñado para contener la influencia comercial de China en Asia-Pacífico (ese país está excluido del tratado) si es definitiva la salida, los chinos pueden negociar sus propios acuerdos comerciales con sus pares, como la Asociación Económica Integral Regional (que a su vez, excluye a EEUU).
El nuevo Ejecutivo parece que quiere proponer política industrial proteccionista, pero no ha sido claro. Su homóloga, Theresa May ya ha propuesto una serie de políticas para revivir la industria de Reino Unido, aunque sin llegar a proteccionismo aunque con un tono fuerte con sus pares en Bruselas.
Una conclusión fácil es que Trump "lanza los dardos primero", establece la ruta a seguir y pone a sus contrincantes a la defensiva, los hace enojar e incluso desorienta (como a nuestros funcionarios). De esta forma, establece una posición ventajosa para obtener lo que quiere.
Entre tantos jaloneos, Esáito, ojalá que los negociadores mexicanos que acudan a partir de mañana a Washington D.C. tengan la altura de Ángel Gurría, Jaime Serra Puche, Luis de la Calle y de otros animales que negociaron el NAFTA.