Por: Mauricio Méndez Campos
Prácticamente al final del año pasado, Pixar nos presenta su última entrega, 'Soul' (Docter, 2020) para muchos, una reflexión de vida para un año tan complicado.
La película narra la aventura que pasa Joe Gardner, el cual después de un descuido por una noticia que lo pone eufórico, muere. A continuación se ve a sí mismo como un alma en el camino hacia "El gran más allá". Negándose a aceptar su destino, termina en "El gran antes". Un lugar donde las almas -con ayuda de mentores- llenan una insignia de rasgos y a la espera de una 'chispa' que les dé un propósito de vida. Una vez listas, las almas se lanzan a la Tierra para nacer. Después de ayudar a un alma problemática, 22, los seres que administran aquel onírico lugar, autodenominados "Jerry" le dan una segunda oportunidad de vivir a Joe.
Platón. Fue lo primero que pensé después de ver la película. La cuestión del alma es central en su filosofía. No evité pensar en el Mundo de las Ideas como fuente de inspiración para "El gran antes". Y sobre todo, en el mito de Er, última parte de 'La República', uno de los grandes diálogos platónicos.
La República está dividida en 10 partes, en formato de diálogo, en las que los principales personajes son Sócrates y Glaucón (maestro y hermano de Platón respectivamente). Trata de diversos temas, entre ellos la cuestión del alma. De hecho, la séptima parte contiene la famosa alegoría de 'La caverna'.
Para reforzar el argumento de la justicia (y su práctica) como una de las más altas virtudes, Platón (a través de Sócrates) cuenta la historia del soldado Er, el cual al fallecer tiene acceso al lugar al que acuden las almas una vez que sus cuerpos mortales mueren, solo para resucitar días después y contar lo que ha visto.
Al morir en batalla, Er describe como su alma sale de su cuerpo y emprende un viaje junto a otras a un lugar 'maravilloso'. Donde había dos aberturas en el cielo y dos a ras de tierra. Al medio de ese paraje, jueces sentencian a las almas que llegan. Por la abertura celestial derecha entran las almas que obraron el bien en vida; por la terrenal izquierda, las que hicieron lo propio en el mal.
Las almas que transitan al cielo experimentan mil años de bienaventuranza. Las que pasaron por el inframundo -el Tártaro griego- la misma cantidad de años pero de desdicha. Mientras unas almas entraban, otras salían por las aberturas restantes una vez finalizada su sentencia.
Después de una semana, las almas que salen por estas aberturas tienen que emprender un viaje de cinco días a la bóveda celeste (al menos en la traducción que leí, entiendo que describe los astros del sistema solar conocidos por los griegos de esa época; también se puede interpretar literal como un espacio de hilado y tejido). Ahí se ubica la diosa Ananké (la 'Necesidad', una de las parejas de Cronos en la mitología griega) y sus tres hijas, 'Las Parcas': Láquesis, las cosas pasadas; Cloto, las presentes y Átropo, las futuras.
Un 'adivino' anuncia a las recién llegadas que Láquesis repartirá virtudes para que las almas retornen a cuerpos mortales. Estos modelos eran escogidos por ellas mismas, pues el 'adivino' se las lanzaba (prácticamente de forma aleatoria). Después, se les presentan modelos de vida para reencarnar en el mundo físico. Prácticamente había ejemplos de todo: gobernantes, atletas, filósofos, ricos, pobres...
Se cuenta que aquellas que fueron buenas en la anterior vida pero que no tuvieron acercamiento a la filosofía tendían a equivocarse en la elección de su reencarnamiento. Una vez que las almas escogen su modelo de vida, Láquesis las llevaba hasta Cloto para sancionar el destino escogido por cada alma. Átropo, por su parte, hacía irreversible el proceso.
Después de pasar por el trono de Ananké, las almas cruzan por el desolado 'Campo del Olvido'. Al atravesarlo, alcanzan el 'Río de la Despreocupación', del cual todas beben. Al hacer esto, pierden recuerdo de todo suceso anterior. Ese mismo día, a media noche, un terremoto acontece y las almas son llevadas cual estrellas a su nuevo nacimiento. Después de presenciar esto, Er finalmente resucita.
Con este mito final, Platón quiere reforzar la idea de la práctica de la justicia como uno de los principales argumentos de su ética. Además, ejemplifica su idea de la inmortalidad del alma, acercando su concepción más a la cosmogonía hindú que a la de los credos abrahámicos (cristianismo, judaísmo e islam). Sin duda, Platón, tan universal como siempre. Su influencia en el pensamiento occidental aún se siente.
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